No olvides que las palabras que te callas hacen una impresión más profunda que las palabras que hablas.
Hay ocasiones en que el hablar es plata y el silencio es oro. Cuando estas airado, displicente o abatido, mientras menos digas, mejor.
Un pensamiento en silencio es mejor que un pensamiento negativo puesto en palabras. Si te sientes desalentado es mejor no decir nada sobre ello y trata mejor de buscar ánimo y valor de la fuente espiritual en ti. Si tienes miedo, no des voz a tu emoción, sino trata de avivar el valor que hay en ti, para recibir fuerza espiritual.
Si te sientes frustrado en tus emociones, no des rienda suelta a tu emoción, medita hasta que la serenidad vuelva a tu mente y puedas hablar tranquilo y provechosamente con respecto a la situación. Piensa tres veces y reflexiona seis, antes de dar una opinión sobre la que no estas totalmente convencido.
En momentos de tensión y desacuerdo con otros, refrena tu lengua, no apresures tus palabras. Medita en silencio por un instante y estarás en mejor posición para decir lo que es propio.
No necesariamente, el que calla, otorga.
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