El millonario sabe que hay mucha, muchísima riqueza, y para él lo único que
es escaso es la cantidad de gente que decide ir por ella. Por eso es amante de
la ventaja que toma.
El millonario tiene la mente en el futuro, y acciona en el presente una y
otra vez, como si al final no hubiera mañana, y no tuviera ni para comer pasado.
El millonario nunca gasta dinero, vive sencillo, no presume. La presunción
es del “wannabe”, del que quiere ser y no es, del que gasta para parecer, del
clasemediero de mente pobre, del “vive hoy”.
El millonario fue millonario antes de tener incluso el dinero, porque
siempre supo la ley: mente sobre materia. Y se disciplinó y comenzó a hacer la
diferencia.
El millonario siempre está en busca de dos cosas: gastar menos y hacer más,
y estas reglas de oro que tanto nos quieren revolotear gurús y prodigios, no son
más que esas 5 palabras.
El millonario sabe que ser pobre es horrible, y que tener lo suficiente
tampoco tiene sentido habiendo tantas cosas bellas, tantos lugares que conocer y
tanto que vivir.
El millonario sabe que el universo trabaja las 24 horas… también su dinero.
El millonario sabe que el dinero se gasta sólo cuando haya generado al menos
50 veces más dinero, para reinvertir 49 veces más.
El millonario no ahorra. A las personas les da miedo decirlo, a las
instituciones les da miedo decirlo, porque dicen que afecta a la sociedad, pero
es la verdad. Él invierte la mayor parte siempre. Y antes de ser millonario sólo
ahorraba para poder invertir.
El millonario sabe que la regla de oro es que la mente domina la materia y
la controla. Por eso no compra impulsivamente, y poco usa los créditos, sólo
cuando son a favor. Al millonario le gusta la buena vida, y le gusta tanto que
la quiere garantizar para el resto de su vida.
Hacerse millonario es, quizás, el principal deseo de emprendedores y
empresarios. La realidad es que hay tantas formas de lograrlo como personas que
lo han hecho, porque casi todo tiene que ver con la forma en la que se trata el
dinero y la forma en la que se piensa.
Es cierto, sí es importante la cantidad que tienes actualmente, pero lo que
determinará la trascendencia en tu vida es una decisión mayor: ¿qué vas a hacer
con cada dinero que te llegue, invertir o gastar? Define porcentajes y recuerda
que el que te dará más es el de la inversión.
¡Comienza por ajustarte, para vivir holgado, el resto de tu vida!