Un dicho reza que “todos los caminos conducen a Roma”; otro, expresa que “cada quien mata piojos y pulgas a su manera”; también expresa uno que “cada quien hace de su vida un saco y se mete en el” y, otro más que, cada pulpero alaba su queso”
La venta de seguros depende de muchísimos factores que se conjugan en dos polos que se unen: vendedor y cliente, teniendo por su puesto en el centro como eje, la póliza y el servicio.
Hay tangibles que contribuyen a una venta exitosa, como: el número de visitas a los clientes, el total de horas trabajadas, las llamadas a los clientes y prospectos y el número de visitas para la entrega de una póliza nueva o una renovación.
Cualquier otro ejemplo que pudiéramos señalar, se resume en atención al cliente. Y, por supuesto, influirá la personalidad y carácter del agente que se traducirá en situaciones especiales como, por ejemplo, felicitar al cliente por su cumpleaños, llevarle una agenda en diciembre o cualquier otro gesto de acercamiento y amistad.
Lo que verdaderamente importa al vender, es el modo en que manifiesta el Agente su preocupación por el cliente, mediante su actuación y sus palabras.
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