miércoles, 19 de septiembre de 2018

Buena Primera Impresión

1. Proyecta un comportamiento de clase:

Es decir:
  • No masques goma.
  • Péinate bien.
  • Viste ropa sana y limpia.
  • Usa fragancia.
  • Siéntate elegantemente.
  • Habla con corrección.
En reglas generales, los estudios muestran que las personas tienden a considerar de mayor clase y nivel a las personas que:
  • Lucen el cabello liso y prolijo.
  • Ropas con marcas de diseñador.
  • Accesorios como relojes de marca o joyas.

2. Gana su confianza.

Hazle saber a la gente que puede confiar en ti:
  • Mirándola a los ojos directamente (y no al suelo o a los lados)
  • Manteniendo una postura erguida y cómoda.
  • Hablando con un tono de voz adecuado.
Las investigaciones prueban que quien esquiva la mirada y habla en voz demasiado baja, no se presenta tan digno de confianza como quien habla a buen volumen, saluda con un apretón de manos adecuado, o evita las habladurías y las miradas juzgadoras.

3. Actúa como una persona exitosa, satisfecha y segura de sí misma.

Conserva una buena postura:
  • Levando los hombros lejos de las orejas
  • Contrae el vientre.
  • No estés buscando tu reflejo en espejos y vidrios.
Piensa en ti como una persona atractiva, segura y exitosa en cualquier área.
Algunos estudios sugieren que las ropas entalladas y de cortes atractivos (escotes o sacos algo entallados, por ejemplo) demuestran una imagen de mayor seguridad y éxito .
Mientras que las ropas holgadas y las postura encorvadas, la inseguridad respecto del aspecto físico.

4. No temas a tu inteligencia.

Si intentas mostrarte como una persona “más inteligente” usando palabras complicadas o hablando de temas que no conoces bien, estarás arruinando todo.
Muchas investigaciones concluyen que se logra una imagen de inteligencia mayor al aceptar lo que no sabes y preguntar al respecto.
Más, que haciendo de cuenta que sí lo sabías sólo para avergonzarte después.
No temas decir cuando no comprendes algo, pregunta, y muestra una imagen de constante avance y aprendizaje.
Sostén la mirada y la postura cómoda al hacerlo.
Habla en buen volumen y compréndete como una persona inteligente en tu nivel natural:
Nadie nació sabiéndolo todo, ¡no intentes ser el primero en ello!

5. Demuestra tu capacidad natural de líder.

No esperes instrucciones de alguien más, piensa por ti mismo.
Pero tampoco te pases haciendo lo indebido.
Un verdadero líder no es quien rompe todas las barreras, sino quien inspira a los demás.
Sé la persona que quisiera encontrar en tu jefe, tu superior, tu pareja o según la situación.
Demostrarás un liderazgo natural en cualquier área.

6. Recuerda tu motivación.

Conoce qué es lo que te gusta y qué no.
Aléjate de las situaciones desagradables o negativas y si te ves en una de ellas, anímate a cambiar las cosas a tu favor.
Camina con soltura, conversa con desconocidos, abre las ventanas y deja entrar la luz.
No temas equivocarte al buscar tu felicidad y crearás una primera impresión positiva sin siquiera saberlo.

7. Muestra cómo te relacionas con los demás:

Actúa con responsabilidad social y personal.
Está bien beber un escocés el domingo por la noche mientras ves la TV, pero seguramente no causará una buena primera impresión si lo haces en una primera cita al mediodía.
Tus tatuajes son permanentes, no debes ocultarlos, pero tampoco estaría bien mostrarlos en medio de una entrevista de trabajo.
Cuídate de actuar con demasiada sensualidad.
Hablar sobre tus conquistas previas, o pasarte el rato contando lo graciosos que son tus gatos:
Conserva el misterio de tu vida íntima y familiar, ya habrá tiempo para darlo a conocer.

8. No niegues tu identidad:

No intentes ocultar ni expresar de manera excesiva tu intimidad.
Por lo tanto, ya sea porque:
  • Eres un orgulloso homosexual o un ferviente heterosexual
  • Perteneces a la comunidad religiosa en forma activa.
  • Te has declarado un ateo
  • Te consideras un militante de la democracia o un izquierdista acérrimo
  • Una mujer independiente y sostén de familia o una mamá que se queda en casa a cuidar de los niños.
Esos asuntos pertenecen a tu vida privada y como vimos en el punto anterior: ya habrá tiempo de darlos a conocer.
No es necesario que brindes absolutamente toda la información que hay sobre ti, a menos que de eso se trate tu relación potencial con esa persona.
Sólo se fiel a ti mismo, hazte valer por lo que eres, y no des ni más ni menos información que la adecuada para cada encuentro
Los últimos dos factores responden a asuntos íntimos y personales, y podrás o no exhibirlos dependiendo de la situación en la que te encuentres y la naturaleza de tu encuentro: no es lo mismo hacerlo en una entrevista de trabajo que en una primera cita con una posible pareja.
Usa tu criterio y recuerda amarte y respetarte antes que a los demás.
Podrás dar una buena primera impresión en quien te observa, pero principalmente afirmarás tu propia impresión sobre ti mismo.

Negociar con personas para lograr acuerdos

Saber vender

Con frecuencia, en nuestra vida cotidiana intentamos influir en otros para ganar su cooperación y lograr nuestros objetivos.
Para eso, requerimos aprender a “vender” nuestras ideas, de forma que sean aceptadas de buena gana y podamos obtener el apoyo deseado.
Sin embargo, aunque nos pasamos la vida buscando adeptos a nuestras causas, no todos “compran” lo que vendemos,.

Persuadir

Inclusive hasta nos toca vivir, situaciones en las cuales no encontramos persuadir a algunas personas para poder alcanzar ciertos acuerdos.
Persuadir significa, lograr que una o varias personas hagan lo que deseamos, preferiblemente de manera voluntaria.
No se trata de manipular a través del chantaje por culpa o miedo.
De lo que se trata es de motivar, seducir a los demás para que acepten y suscriban nuestros puntos de vista.

Rechazo:

Existen varias razones por las que alguien no acepta nuestras ideas:
  • Desacuerdo con la idea.
  • Con la persona que expresa la idea.
  • La manera como se le presenta la idea.
  • O con el contexto (momento o lugar) en el que se le presenta la idea.

Estar alerta:

Para hacer que nuestras ideas calen,  es necesario descubrir:
  • Las creencias.
  • Valores y metas de las personas con respecto al asunto que se está conversando o negociando.
Si alguien le dice “yo no creo en socios”, o “soy muy desconfiado”, le está brindando pistas para saber lo que se puede decir y lo que no debe ser dicho.

No es lo que se dice,sino como se dice:

Y es que no se le puede decir lo mismo ni de la misma manera a un:
  • Fanático religioso.
  • Hombre enamorado.
  • Niño asustado.
  • Adolescente disgustado.
Cada interlocutor tiene su mundo mental y debemos desentrañarlo.

Expectativas

También nos conviene conocer lo que la persona espera ver o escuchar de nosotros, pues esas expectativas tienden a teñir su percepción.
Si una persona espera que usted sea amable, no contradiga ese deseo.
En consecuencia, lo que se espera define en mucho las respuestas mentales, emocionales y conductuales que surjan.
Cada circunstancia y tipo de individuo, demandan estrategias de comunicación específica.

Conectarnos

Y los resultados favorables que se obtienen en cualquier negociación, llegan cuando hemos logrado conectar el mundo mental y emocional de los demás.
Jesse S. Niremberg, estudioso del tema, ha señalado algunas de las limitaciones o resistencias con las que nos encontramos a la hora de crear acuerdos.

Limitaciones

Cómo  resultado, las que destacan son:
  • Mostrarse quisquilloso.
  • Cambiar de tema.
  • Ocultar información.
  • Interrumpir.
  • Irritarse, impacientarse, objetar y evadir.
Mostrarse quisquilloso es una tendencia defensiva caracterizada por el intento de engrandecer pequeños problemas y hacerlos ver como barreras difíciles de saltar.
Es un mecanismo usado por quienes quieren evitar que la discusión se oriente hacia un lugar concreto.

Evitar acuerdos

Cambiar de tema es fácil y se hace hablando trivialidades ajenas al tema central.
Por lo tanto, nos saca de foco y dificulta concentrarse en los beneficios comunes que permiten lograr el acuerdo.
También evitamos acuerdos al ocultar o restringir información.
Esto suele hacerse evitando responder preguntas o aclarar ideas.
Esta es una forma de autoprotección de la persona cuando no tiene confianza suficiente para “abrirse” plenamente.

Miedos

Puede haber miedo a ser traicionada o manipulada con su misma información.
Interrumpir es una fórmula común para algunos.
Lo hacen diciendo cosas sin sentido, repitiendo o preguntando algo ya tratado en la conversación.
Detenerse en pequeñeces puede ser un escape para no abordar lo importante.
Irritarse muestra que la persona se centra en puntos de discordia y no de concordia.
Es un mecanismo de defensa basado en crear miedo en los demimitás.
La gente se atemoriza cuando su interlocutor comienza a manifestar reacciones que nos indican que algo le molesta.
Si la persona se impacienta y lo demuestra, podemos experimentar ansiedad o culpa, y posponer o cancelar la conversación.
En consecuencia, no se logran los acuerdos deseados.

Objeciones

Quizás, la más común de todas las resistencias sea objetar.
Decir una y otra vez: “No me gusta”, “no tengo tiempo”, “es muy caro”, etc.
Para vencer esta limitación, debemos detectar si las objeciones son ciertas y descubrir qué llevó a la persona a pensar como dice pensar.
Casi siempre  las objeciones son generalizaciones que hacen de una situación pasada que convertimos en regla general.
Por lo tanto,tememos que se repita.
Muchas personas que se han enfermado, tenido accidentes o divorciado, actúan como que si lo que les ocurrió pudiera repetirse, y se tornan ansiosos o fóbicos.
En ocasiones, objetar es una forma de negarse a decir la verdad.
Es una forma sutil para no decir “déjame en paz”, pues es más fácil decir “no puedo”, que decir “no quiero”.

Razonamientos infundados

Finalmente, están los  razonamientos sin fundamentos.
Con ellos, se intenta huir de la parte lógica del planteamiento que hacemos.
Si le dices a alguien que te acompañe a comprar una hamburguesa y te responde que  mejor no porque un amigo suyo que comía hamburguesas murió hace una semana, estamos frente a un error de razonamiento.
Sobretodo, que une dos aspectos que no están directamente relacionadas.
La persona se encuentra en un nivel de razonamiento diferente al nuestro y es necesario aclarar las cosas antes de insistir en un acuerdo.
Con estas premisas sobre las capacidades persuasivas y el requerimiento de llegar a acuerdos, le resultará más fácil convencer a otros de sus ideas.
Recuerde no forzar a los demás a actuar como a usted le conviene.
Tenga presente que las personas quieren dar algo a cambio de algo.
Además, la idea es “ganar-ganar”, pues todos merecemos recibir parte de lo mejor de la vida. Gracias por leerme.
Autor:Dr. Renny Yagosesky Ph.D en Psicología, Conferencista y Escritor @DoctorRenn

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Perfil de los ganadores,una guía práctica

En un entorno complejo signado por la crisis, se requiere una combinación de ingredientes que permitan generar salidas funcionales y sustentables para poder mantenerse.
Esos ingredientes, son:
  • Actitud
  • Aptitud
  • Estrategia
  • Recursos
  • Acciones oportunas, coherentes y flexibles.
De todos esos aspectos, quiero detenerme en la  actitud

Por qué ?

Por que  suele ser el combustible básico, sin el cual los demás ingredientes no pueden activarse.
Hablar de actitud es hablar de motivación, disposición, deseo, ganas.
La actitud se refleja en la energía para actuar, en la iniciativa, para dar los primeros pasos y en la voluntad para mantenerse en pie a pesar de las adversidades.
Cuando carecemos de ese empuje, de esa fuerza, de esa chispa, no hay manera de saltar muros, de vencer retos, de rebasar al miedo ni de trascender la mediocridad.
Lo primero es entonces, tener la actitud, la actitud de un ganador.
Roberto Shinyashiki, estudioso del tema, ha dicho que es posible definir un perfil en los ganadores.
Un paquete de cualidades que los identifica y nos permite predecir quienes lograrán los mejores resultados y quienes se resignarán a conformarse con lo que la vida les mande.
Estos rasgos que describo a continuación, conforman su perfil:

Determinación:

Los ganadores son personas determinadas, decididas, que creen poder sortear exitosamente los obstáculos del camino.
Muestran un ánimo resuelto y no es fácil desanimarlos.
Por su parte, quienes portan mentalidad de perdedores, exhiben una tendencia mental pesimista, que se percibe apenas se entra en contacto con ellos.

Autenticidad:

Los ganadores muestran autenticidad.
Tienden a expresar lo que les gusta y lo que no les gusta.
La gente sabe a qué atenerse con ellos.
Evitan las complicaciones derivadas de la hipocresía o la mentira.
Con frecuencia, se les acusa de ser “demasiados sinceros”.

Entusiasmo:

Los ganadores son tremendamente entusiastas.
Se muestran como personas dinámicas, activas y dispuestas a la acción de logro.
Su ritmo es vigoroso y contagioso.
Los perdedores suelen ser agrios  y aflictivos, lo que reduce notablemente sus horas de bienestar personal.

Ambición:

Los ganadores piensan en grande, tienen ambición y no se conforman con poco ni con lo pequeño.
Buscan llegar a lo más alto de la montaña y vivir “en primera clase”,  en vez de resignarse y esperar a que otro  le dibuje sus límites.
El perdedor prefiere vivir “al son que le toquen”, no como voz, sino como eco.

Eficacia:

El ganador va tras los resultados, ama concretar y ser eficaz.
Huye de las coartadas y las distracciones.
El perdedor, por el contrario, desea pero no hace, anhela pero no se mueve de donde está su meta.
Vive atrapado en un mar de de justificaciones, excusas y culpables sobre quienes proyecta sus resultados mediocres.
Uno sueña, el otro hace.
El perdedor cree que “querer es poder”. El vencedor sabe que “hacer es poder”.

Aprendizaje:

El vencedor reconoce errores y aprende de ellos, pues intenta perfeccionarse constantemente.
Sabe que siempre hay algo más que puede aprender para superarse. Para el perdedor, otros son la causa de sus fracasos.
Es una víctima militante sin control de su existencia.

Relaciones:

Otra característica de los ganadores es su habilidad para relacionarse con las personas.
Saben que todo se logra a través de las personas y su presencia, es motivante para quienes les rodean.
Los perdedores, son dados a la discordia  a causa de sus actitudes  vinculares limitadoras, como:
  • Celos.
  • Envidias.
  • Imposición.
  • Conflictividad.
El ganador disfruta en presencia de otros, el perdedor se siente amenazado.
Su desvalorización lo hace aislarse o mostrarse agresivo y pocas veces cooperativo.
Incluso, cuando ayuda, lo hace de manera desbordada  para sentirse querido.

Vocación:

El vencedor sigue su vocación, hace lo que le gusta  y va tras de aquello que le hace sentir realizado.
El perdedor vive alejado de sí mismo, trabajando por dinero y bajo estrés.
No sabe con claridad lo que le gusta y si lo sabe, no persigue su ideal.
Se queja, se lamenta por lo que no ha podido ser.

Ética:

El vencedor tiende un código ético que se esfuerza en respetar,mientras que el perdedor no sigue reglas.
Es anárquico y desadaptado, se ríe de los ideales y por eso jamás se siente realizado, a causa de su declarado pragmatismo.

Iniciativa:

Los ganadores son personas de muy alta iniciativa.
Crean realidades en vez de sentarse a esperar por la llegada de la buena suerte.
Saben que su esfuerzo es la semilla del éxito y se dedican a sembrarla con afán indetenible.
Confían en que la diferencia la marca su conducta y el tipo de decisiones que se toma.
Creen más en ellos que en la buena suerte.
No tengo duda alguna de que reflexionando acerca de estar premisas y siguiéndolas como pauta o mapa de trabajo diario, es posible desarrollar una mentalidad exitosa.
Una actitud de ganador que no tardará en generar los resultados que deseamos, a pesar de los pesares.
Autor:Dr. Renny Yagosesky Ph.D en Psicología, Conferencista y Escritor @DoctorRenny